viernes, 29 de agosto de 2008

Ruta 6

Mis días han cambiado desde que estoy en Facultad, no es que sea gran cosa, sino que te ves atormentado por lecturas todos los días. Hay días que no recuerdo cómo es mi viejo o mi vieja, porque ya ni los veo. Así sumido en un mar de libros, códigos, separatas, entre otras cosas, llegó como algo caído del cielo, la semana de Artes Escénicas, en la que los futuros actores nos muestran lo bello que puede ser el teatro.
He visto 2, pero considero a "Ruta 6" como la mejor, ya que te logra sumergir en lo que es el mundo subjetivo de pareja. Dejan de lado las historias novelescas y nos presentan una historia con saltos en el tiempo, lo cual es para mí una de las mejores cosas de la obra, algo que me hace recordar a los personajes infantiles de "Chau Misterix", los que nos muestran las diferentes etapas en las que uno conoce a su media naranja. Los actores pasan de un personaje con conflictos interiores de si debo llegar al éxito o si soy feliz conmigo mismo hacia el azucarado coqueteo infantil, amor cortés.
Se rompe con la línea musical, ya que de la música instrumental pasan a fuertes rasgueos de guitarra con "The Ofspring", pasando por "The Strokes", Juan Luis Guerra y finalizan con una complicada coreografía de tango argentino.
Entre en shock al salir de ese recinto, realmente me hizo ver el buen arte que se puede hacer con huevos.

domingo, 10 de agosto de 2008

Variables

Mis queridos lectores, apuesto cualquier cosa que no pasan de 2, he regresado con fuerza ahora a plasmar ciertas historias en las que no necesariamente soy el protagonista, en las mayorías trato de no hacerlo.
En esto días he estado más que interesado en lo que son libros, así que fiel a mi espíritu ahorrador decidí ir en busca de un par de libros a la biblioteca de la Católica. Uno entra a la bilioteca inmerso en un desagarrador sentimiento de flojera, ya que ese es el momento en el que has decidido enfrascarte a leer. No puedes escapar ese momento; te sientes como Robocop que sigue comandos, pero a la vez no quiere hacerlo. Esa entrada a la bilioteca es la peor, uno parado afuera de ella contemplando aquel logo que dice "Entrada" e intentando contener ese deseo impulsivo de agarrar un bombo y golpearlo un millón de veces dentro de ella, a la espera de que toda la gente flotando en libros, separatas, etc, salgan de aquel sueño desgarrador que los lleva a lugares que uno experimenta cuando lee algo, es decir, estoy leyendo, pero que mierda leo.
Pero, sigues tu enorme carga de responsabilidad, aquella que no te deja dormir si es que no has leido una separata de 15 soles,pero basta de habladurías sigamos con mi diagnóstico. Entras a la bilioteca esperando entender lo que diablos vaya a ser que leas, buscas un lugar cómodo, silencioso, en el que nadie te joda; es aquí en dónde todos entran en un trance que parece un determinado tiempo en el que las cosas desaparecen y te sumerges en alguna teoría política o cuestión filosófica a la cual le das forma en tu cabeza, muchas veces yo he usado colores para identificar las ideas subjetivas. Sigues en aquel mundo exraño, gracias Tim Burton, en el que todo parece que cobrara vida, mejor aún si lees una novela o un par de cuentos, exquisitos para mi gusto. Cuando es algo que no es de tu agrado lo lees de mala gana, como es normal, y el gusto llega cuando te cansas o te desconectan de la contra-Matrix. Y es quí en dónde radica mi teoría cartelera, ya que te quedas parado mirando el logo de "Salida" y piensas que esa minúscula palabra es la liberación de tu otro yo que está harto de leer huevadas y quiere ir a comer algo grasoso junto con alguna película entretenida. El mismo que dejaste atrás cuando pasaste por debajo de esa palabra: Entrada. Doble personalidad para todos, dejas atrás a tu yo divertido, chonguero y pasas a ser un huevón dentro de ese recinto que me hace recordar las viejas visitas al dentista, no quiero pero debo, debate moral. La pregunta es a dónde va tu yo que dejaste en la puerta de la biblioteca: a tonear, a comer o simplemente se desvanece y te das cuenta que en realidad nunca se fue, sino se transformó. Al final todos nos transformamos en cada situación, quizá debi darme cuenta de esto cuando pretendía "intentar" transformarme en un power ranger, vaya fiebre de la época, e intentar salvar mi casa de algún extraño ser que pase por ella, así como buscar a mis aliados, los cuales terminaban siendo un par de amigos de mi colegio, estos nunca supieron su transformación a heróe dentro de mi mente, la cual hacía las veces de escenario antes valerosas batallas. Pero, la materia nunca se crea solo se transforma. Libertad y diversión para la mente.