viernes, 26 de septiembre de 2008

Sorpresas inesperadas

El ambiente era muy tétrico, era de esas mañanas nubladas de invierno en Lima, las que hacen volar sin rumbo a nuestra mente en un cajón de recuerdos melancólicos.
Basta ya- dijo ella, mirandolo friamente
El dejó de besarla y se preguntó que diablos estaba pasando; ella nunca hablaba así
Qué pasa. ¿Estás bien? - dijo Sebastián con un tono de voz dulce.
Estaban comiendo en el KFC, justo dónde a ella le encantaba ir siempre, porque le hacía recordar los pocos momentos que pasó con su padre, él ya no estaba aquí para consolar a su hija. Sebastián ignoraba esto: nunca supo por qué la siempre alegre Carolina iba a dicho restaurant en el mismo lugar todos los viernes, a la misma hora; lugar dónde la conoció.
Lo siento, es que hoy solo quiero comer- dijo ella disculpándose y cogiéndole la mano a Sebastián
Caro, sabes que a mi me puedes contar todo- dijo él con suavidad, acariciando el largo cabello de ella.
No entenderías, de verdad, dejémoslo ahí- afirmó Carolina, mirándolo con esos ojos azules verdosos que emanaban un brillo de tenue suavidad.
Sebastián no se resistió a aquello y le dio un beso en la frente, justo en ese momento mencionaron su nombre en el altavoz
Sebastián, su pedido ya está listo- dijo la camarera sonriéndole, aunque se conocían de tiempo, ella fingía no hacerlo, ya que el supervisor la miraba de reojo.
Él sonrió y cogió la bandeja azul con su pedido, para dirigirse a esa esquina donde Caro siempre le gustaba sentarse.
Carolina miraba por la gran ventana que dejaba fluir la inmensidad de la naturaleza, plasmada en uno de esos parques que uno no suele ver, pero ella pensaba en una sola cosa desde que se levantó: aquel día su padre cumplía 10 años de muerto.
Triste recuerdo que la embargaba desde que él partió.
Caro, te noto extraña hoy- dijo Sebastián al mismo instante que se escuchaba el típico sonido que la gaseosa hace cuando sube por la cañita.
Ella despertó de su somnolencia y sonrió- Sí, estoy bien, es que pensaba en mi padre y que pronto lo voy a ver, eso creo.
Sebastián soltó en envase de la gaseosa y miró fijamente a Carolina con un gesto incrédulo; ella dejó caer una lágrima por su rostro y miró nuevamente por la ventana.
Carolina tenía cáncer, ese día le habían dado los resultados finales.

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